Page 147 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—¿Quién habla de visitas?

                   —Entonces, ¿qué pretendes de mí?

                   —Que  te  reintegres  a  la  nave,  que  vuelvas  a


              formar parte de su tripulación.

                   Las palabras de su hermano producían en Steve

              el efecto de golpes.


                   Steve tembló un poco y se bebió de un sorbo el

              licor  que  quedaba  en  el  vaso  que  apretaban  sus


              dedos amarillos de nicotina. Miró a Alan y dijo:

                   —No  puedo  hacer  eso.  Es  imposible,  absoluta‐

              mente imposible.


                   —Pero…

                   Hawkes tocó a Alan con el pie por debajo de la


              mesa.  El  joven  entendió  lo  que  quería  decir  el

              golpecito  que  le  había  dado  el  tahúr  y  cambió  de

              conversación. Tiempo habría de volver a ese tema.


                   —Dejemos esto por ahora. Cuéntame tu vida en

              la Tierra durante esos últimos nueve años.

                   Steve dejó oír una risa sardónica y dijo:


                   —No  tengo  mucho  que  contar,  y  lo  poco  que

              puedo  explicar  es una  historia muy  triste.  Salí  del

              Recinto, atravesé el puente y entré en la ciudad de


              York  dispuesto  a  conquistar  el  mundo,  a  hacerme

              rico y célebre y vivir bien. A los cinco minutos de


              haber  puesto  los  pies  en  la  Tierra,  fui  apaleado  y

              robado por una cuadrilla de delincuentes juveniles.



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