Page 149 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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—¿Te fue bien? — le preguntó Alan.

                   —¡Figúrate!  Seis  meses  después  debía  mil  qui‐

              nientos  créditos.  Luego,  cambió  mi  suerte.  Gané


              tres mil créditos en un solo mes, y me ascendieron a

              jugador de la categoría B. A los dos meses de esto,

              no sólo perdí esos tres mil créditos, sino que tenía


              trampas por más de dos mil. Y desde entonces voy

              viviendo  así.  Le  pido  dinero  prestado  a  éste,  y


              cuando gano algo, lo pago; pierdo, y le pido dinero

              a  aquél.  Y  así  siempre.  Dime  tú  si  esto  es  vida.  A

              veces sueño con la Valhalla.


                   Steve  hablaba  despacio,  monótonamente,  con

              acento  de  tristeza  en  su  voz.  El  enérgico,  el  fan‐


              farrón Steve, el que había conocido Alan antes de la

              separación,  debía  de  existir  todavía,  oculto  dentro

              de  sí  mismo,  en  algún  rinconcito  de  su  alma,


              aunque  exteriormente  estuviese  cubierto  de

              harapos y de las cicatrices que habían dejado en su

              cuerpo  aquellos  nueve  años  crueles  que  llevaba


              viviendo en la Tierra.

                   Nueve  años  eran  un  abismo  tremendo.  Alan

              compadecía a su hermano. El joven, tras respirar un


              momento, dijo:

                   —Si  pudieras  volver  a  formar  parte  de  la  tri‐


              pulación sabiendo que no recriminarán tu conduc‐

              ta, ¿regresarías a la nave?



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