Page 1063 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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ser alterada. No por ello Everard la tuvo en menor
consideración. Más bien, le hizo apreciar el coraje que
mantenía su calma. Y, después de todo, su trabajo no la
exponía a las paradojas y peligros del tiempo mutable. Ni
tampoco los había experimentado Tamberly —había sido
un observador directo aunque disfrazado— hasta que los
acontecimientos lo atraparon de pronto.
—Sabe que eso está prohibido. —Mantuvo el tono
suave—. Los bucles causales pueden convertirse con
facilidad en vórtices temporales. Que se anulase todo el
esfuerzo sería el menor de los riesgos que correríamos. Y
en todo caso, es fútil. Esos registros, esos recuerdos,
podrían ser de algo que nunca sucedió. Sólo imagínese
como se verían afectados nuestros actos si creyésemos
conocer el futuro. No, debemos realizar nuestro trabajo
de la forma más estrictamente causal que podamos, para
así convertir en reales nuestros éxitos o fracasos.
Porque la realidad es condicional. Es como el dibujo de las
olas en el mar. Si las ondas (las ondas de probabilidad del caos
cuántico que subyace a todo) cambian de ritmo, abruptamente
la estructura de pliegues y espuma desaparece, convertida en
otra. Ya en el siglo XX los físicos entreveían algo de eso. Pero
no fue hasta la invención del viaje en el tiempo que el hecho
penetró en las vidas humanas.
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