Page 1059 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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destacaba sutilmente una figura que sin duda muchas
envidiaban. Su voz convertía el inglés regio en musical,
pero le fallaba un poco.
—¿Cómo se encuentra, señor Everard? Por favor,
tome asiento. ¿Le apetece tomar té?
—No, gracias, señora, a menos que usted también
quiera. —No intentó disimular su acento americano—.
Dentro de poco llegará otro hombre. ¿Quizá después de
haber hablado con él?
—Claro. —Le indicó a la sirvienta que se retirase; al
irse, dejó la puerta abierta. Helen Tamberly se levantó a
cerrarla.
—Espero que no afecte demasiado a Jenkins —dijo
con una sonrisa triste.
—Me atrevería a decir que se ha acabado
acostumbrando a que aquí pasen cosas poco normales —
contestó Everard en un esfuerzo por igualar la
compostura de la mujer.
—Bien, intentamos no llamar demasiado la atención.
La gente tolera cierta medida de excentricidad. Si nuestra
fachada fuese clase alta, en lugar de burgueses
acomodados, podríamos hacer cualquier cosa; pero en
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