Page 1058 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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3 de noviembre de 1885
Un carruaje llevó a Manse Everard desde Dalhousie
& Roberts, importadores —que era también la base en
Londres de la Patrulla del Tiempo en aquel entorno— a
la casa en York Place. Subió los escalones a través de una
densa niebla amarillenta e hizo sonar una campanilla.
Una sirvienta le hizo pasar a una antesala revestida de
madera. Le entregó su tarjeta. Ella regresó al cabo de un
minuto para comunicarle que la señora Tamberly estaría
encantada de recibirlo. Él dejó su sombrero y su abrigo en
un perchero y la siguió. La calefacción interior no
conseguía evitar que entrase el frío, lo que por una vez le
hizo sentirse agradecido de ir vestido como un caballero
inglés. Normalmente esa ropa le parecía
abominablemente incómoda. Por lo demás, se trataba en
general de una época maravillosa para vivir, si tenías
dinero, una salud de hierro y podías pasar por
protestante anglosajón.
El salón era una estancia agradable iluminada con
gas, llena de libros y sin demasiados cachivaches. Había
un fuego de carbón. Helen Tamberly estaba de pie cerca
del fuego, como si necesitase la alegría que daba. Era una
mujer pequeña de pelo rubio rojizo; el vestido largo
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