Page 652 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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En  una  ocasión  el  Errante  se  mostró  sorprendido.

           Desde  su  última  aparición,  Erelieva  había  llegado  a


           Heorot y había tenido a su hijo. Con timidez, enseñó el

           bebé al Anciano. Él permaneció sentado durante muchos

           latidos antes de preguntar:



                 —¿Cómo se llama?



                 —Alawin, señor —contestó.




                 —¡Alawin! —El Errante se llevó la mano a la frente—

           . ¿Alawin? —Al cabo de un rato dijo casi susurrando—:

           Pero tú eres Erelieva. Erelieva, Erp, sí, quizá sea así como

           te recuerden, querida. —Nadie comprendió el significado


           de sus palabras.



                 Pasaron  los  años.  Durante  ese  periodo  el  rey

           Ermanarico creció. Y también lo hicieron su crueldad y su

           avaricia.



                 Cuando tanto él como Tharasmund habían cumplido

           el cuadragésimo invierno, el Errante apareció de nuevo.


           Los que salieron a su encuentro tenían el rostro triste y

           hablaban poco. Heorot estaba llena de hombres armados.

           Tharasmund saludó al invitado con desolada alegría.



                 —Abuelo y señor, ¿habéis venido en nuestra ayuda,


           como la vez en que expulsasteis a los vándalos de la vieja


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