Page 654 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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decorada, con sillas romanas y una mesa con
incrustaciones de madreperla. De las paredes colgaban
tapices y las contraventanas tenían tallas.
Los sirvientes habían traído una jarra de vino y copas
de cristal para beber. A través del suelo de roble llegaban
los sonidos de la vida. Bien les había ido al hijo y al nieto
del Errante.
Pero Tharasmund frunció el ceño, se agitó en su silla
y se pasó los dedos por entre los rizos castaños y la barba
bien cortada, antes de volverse hacia el visitante y decir:
—Cabalgamos hacia el rey, quinientos hombres
fuertes. Su última atrocidad es más de lo que cualquiera
puede aguantar. Tendremos justicia para los muertos, o
si no el gallo rojo cantará sobre su tejado.
Quería decir fuego… un levantamiento, guerra de
godos contra godos, derrocamiento y muerte.
Nadie supo si el Errante había mudado el gesto. Las
sombras se agitaron en los surcos de su cara mientras las
lámparas parpadeaban y la oscuridad merodeaba.
—Dime qué ha hecho —dijo.
Tharasmund hizo un gesto envarado en dirección a
Randwar.
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