Page 699 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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hablando, planeando, ordenando. Para el equinoccio de
otoño ya tenía una base de lo que quería. Oro, bienes y
hombres para cuidarlos se encontraban ya en el trono de
Fritigerno al oeste; Alawin iría allí al año siguiente, para
conseguir mas comercio, sin que importase su juventud;
en Heorot y otras muchas casas los ocupantes partirían
inmediatamente en caso necesario.
—Os habéis agotado por nosotros —le dijo
Hathawulf al final de su último día en el salón—. Si sois
uno de los Anses, entonces no son infatigables.
—No —susurró el Errante—. Ellos también perecerán
en la destrucción del mundo.
—Pero seguro que eso queda muy lejos en el tiempo.
—Un mundo tras otro han caído en ruinas desde
siempre, hijo mío, y lo seguirán haciendo en los años y
miles de años por venir. He hecho por ti lo que he podido.
Anslaug, la mujer de Hathawulf, entró para
despedirse. De su pecho mamaba su primer nacido. La
mirada del Errante se dirigió al pequeño.
—Aquí está el mañana —susurró.
Nadie comprendió lo quería decir. Pronto se alejaba,
él y su lanza bastón, por un camino en el que las últimas
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