Page 695 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Al oír que no había peligro, Swanhild salió corriendo.

           Sus ojos y pelo, bajo un pañuelo de esposa, y el vestido


           blanco que acariciaba su agilidad eran lo único brillante

           alrededor. Habló con alegría:



                 —¡Oh, Errante, querido Errante, bienvenido!



                 Él se acercó hasta que ella pudo ver bajo el sombrero

           y se llevó la mano a los labios.




                 —Pero estáis lleno de congoja —dijo alterada—. ¿No

           es así? ¿Qué pasa?



                 —Lo  siento  —contestó  con  palabras  pesadas  como

           piedras—. Algunas cosas deben permanecer en secreto.

           Me mantuve apartado de vuestra boda porque no podía


           llevar la tristeza. Ahora… Bien, Randwar, he recorrido un

           camino agitado. Déjame tornar algo caliente y recordar

           viejos tiempos.



                 Algo  de  su  viejo  interés  se  manifestó  esa  noche

           cuando  un  hombre  cantó  un  poema  sobre  la  última


           campaña en tierra de los hunos. A cambio él contó nuevas

           historias, aunque con menos ánimo que antaño, como si

           tuviese que obligarse a hacerlo. Swanhild suspiraba de


           felicidad.



                 —No puedo esperar a que mis hijos puedan oíros —


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