Page 718 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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choques, hacia delante, como vientos vivos… hasta que
llegaron a su destino.
Allí estaban escudo contra escudo, acero contra acero,
ellos y las tropas del rey. Ermanarico no se encontraba al
frente, pero con descaro se alzaba sobre el asiento, a la
vista de todos, agitando una lanza. A menudo miraba a
Hathawulf o Solbern, y cada uno expresaba su odio.
Fue el viejo Liuderis el que rompió la defensa. La
sangre le manaba de caderas y brazos, pero el hacha
golpeaba de lado a lado; llegó hasta el banco y golpeó el
cráneo de Sibicho. Agonizando, pudo decir:
—Una serpiente menos.
Hathawulf y Solbern pasaron sobre su cuerpo. Un
hijo de Ermanarico se arrojó frente a su padre. Solbern
derribó al muchacho. Hathawulf dio otro golpe. La lanza
de Ermanarico se rompió. Hathawulf atacó de nuevo. El
rey se retiró contra la pared. El brazo derecho le colgaba
medio cortado. Solbern atacó por debajo, a la pierna
izquierda, y le cortó los tendones. Ermanarico se
derrumbó. Los dos hermanos se acercaron a matar. Sus
seguidores luchaban para mantener a raya al resto de la
guardia.
Alguien apareció.
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