Page 720 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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enviaros.
Se esfumó.
Hathawulf y Solbern estaban atónitos.
Mutilado, sangrando, Ermanarico aún pudo gritar:
—¡Obedeced! Aguantad los que estáis contra el
enemigo. El resto coged la puerta de atrás, dad la vuelta.
¡Obedeced las palabras de Wodan!
Sus guardaespaldas fueron los primeros en
comprender. Rugieron de alegría y cayeron sobre los
enemigos. Éstos retrocedieron, horrorizados, hacia la
renovada confusión. Solbern permaneció en su lugar,
caído bajo el trono, sobre un charco de sangre.
Los hombres del rey salieron en torrente por la
pequeña salida. Corrieron apresurados a la parte
delantera. La mayoría de los tervingos habían entrado.
Los greutungos eran mayoría en el patio. A falta de mejor
arma, arrancaron las piedras del suelo y las lanzaron. La
luna que salía daba luz suficiente.
Aullando, los guerreros retomaron la sala de entrada.
Se equiparon y cayeron sobre los invasores por ambos
lados.
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