Page 773 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Una suposición. Si va a los museos de Leiden y
Middleburg, en Walcheren, verá piedras del siglo II y III,
altares, bloques votivos tallados y escritos en latín… —
Floris se encogió de hombros—. Probablemente no tiene
importancia. El hecho es que esos antepasados nuestros,
de los holandeses, se convirtieron en romanos
provincianos, razonablemente contentos. —Abrió más
los ojos. Agarró el borde del cojín—. Era un hecho.
Sobre ellos cayó el silencio. Qué frágil parecía el sol
de la tarde y el sonido del tráfico más allá de las ventanas.
—Ése es Tácito uno, ¿no? —dijo Everard en voz baja
al cabo de un rato—. La versión que hemos usado
siempre y que yo repasé ayer. No tengo tan claro Tácito
dos. ¿Qué cuenta?
Floris contestó sin alzar la voz.
—Que Civilis no se rindió, en gran parte porque
Veleda hablaba en contra de la paz. La guerra siguió
durante otro año, hasta que las tribus estuvieron
completamente subyugadas. Civilis se suicidó antes que
ir encadenado a Roma. Veleda escapó a la Alemania libre.
Muchos la siguieron. Tácito, el dos, comenta cerca del
final de las Historias que la religión de los germanos
salvajes había cambiado desde que escribió su libro sobre
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