Page 820 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—¿Qué, no en vuestro lugar sagrado, con un festejo a

           continuación? —preguntó Saeferth.




                 —Os  he  dicho  que  es  necesario  apresurarse.  Si  lo

           supiesen,  varios  hombres  importantes  entre  nosotros

           preferirían  conservarlo  con  la  esperanza  de  un  rescate.

           No podemos permitirnos ir en su contra. Pero los dioses


           están  furiosos.  Mirad  a  vuestro  alrededor.  —Heidhin

           movió la lanza señalando el bosque mojado y rugiente.



                 Saeferth y Hnaef no podían negarse. Los brúcteros los

           superaban. Además, todos sabían que había estado con la


           profetisa desde que dejó la lejana tierra de su nacimiento.



                 —Sed  todos  testigos  de  que  teníamos  toda  la

           intención de buscarla, y que aceptamos tu palabra de que

           ésta es su voluntad —dijo Saeferth.



                 Hnaef gruñó.



                 —Acabemos —dijo.



                 Desmontaron, como hicieron los otros, y le indicaron


           a Luperco que hiciese lo mismo. Necesitó ayuda, porque

           seguía débil y tembloroso por el agotamiento y el hambre.

           Cuando  le  ataron  las  muñecas  a  la  espalda  y  Heidhin

           desenrolló una cuerda con un lazo, abrió los ojos y tomó


           aliento. Después se afianzó sobre los pies y murmuró lo


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