Page 823 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Everard le permitió a Floris quedarse dos días en casa
para descansar y recuperarse. No era débil, pero era una
persona civilizada con conciencia, que había presenciado
horrores. Por suerte, no conocía a ninguna de las víctimas;
no habría culpa del superviviente que superar.
—Pide ayuda a los psicoténicos si no desaparecen las
pesadillas —le sugirió—. Por supuesto, tendremos que
meditar nuevamente a la luz de lo que ahora hemos
observado directamente y trazar un plan.
Duro como era, él también agradecía un descanso
para asimilar las imágenes, olores y sonidos del
Campamento Viejo. Recorrió las calles de Ámsterdam
durante horas, empapándose de la decencia de la
Holanda del siglo XX. El resto del tiempo lo pasaba en la
oficina de la Patrulla, recogiendo archivos de datos —
historia, antropología, geografía física y política, todo lo
disponible— e imprimiendo los elementos que le
parecían más esenciales.
Su preparación preliminar había sido superficial. No
es que ahora tuviese conocimientos enciclopédicos. No
estaban disponibles. La prehistoria germánica atraía a
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