Page 852 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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un  corral  próximo  al  cuartel  general  de  Civilis,  donde

           cogió sus caballos. Eran viejos ponis germanos; cuando


           montó, los pies le colgaron a unos centímetros del suelo.

           Pero claro, era grande incluso entre aquellos hombres, y

           se hubiesen hecho demasiadas preguntas si no hubiese


           tenido  animales  para  llevarlo  a  él  y  acarrear  sus

           posesiones.  Cabalgó  hacia  el  norte.  Colonia  Agripina

           desapareció a sus espaldas.



                 La luz de la tarde teñía de oro el río. Las colinas eran

           casi como las recordaba de su época de nacimiento, pero


           el campo estaba destrozado por zonas de cultivo llenas de

           hierbajos  y  edificios  destrozados  allí  por  donde  Civilis

           había  pasado  meses  atrás.  Aquí  y  allá,  vio  huesos,


           algunos humanos.



                 La desolación servía a sus propósitos. Sin embargo,

           esperó hasta que hubo oscurecido para hablar con Floris.



                 —Vale, manda el camión. —No debían verlo salir de

           la carretera,  y un vehículo capaz de llevar caballos era


           más aparatoso que un cronociclo. Ella lo envió por control

           remoto, él metió las bestias y, en un instante, saltando en

           el espacio, llegó al campamento. Floris se reunió con él un

           minuto más tarde.



                 Podrían  haber  saltado  a  la  comodidad  de



                                                                                                         852
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