Page 853 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Ámsterdam, pero eso hubiese sido malgastar línea vital,
no en el viaje sino en el traslado para ir y venir desde los
alojamientos, quitarse y ponerse los trajes de bárbaro,
quizá peor aún los cambios de registro mental. Era
preferible vivir en la tierra arcaica, intimar no sólo con la
gente sino con el mundo natural. La naturaleza —lo
salvaje, los misterios del día y la noche, verano e invierno,
tormentas, estrellas, crecimiento, muerte— lo ocupaba
todo, también el alma de la gente. No podías realmente
entenderlos o sentir con ellos, hasta que tú mismo no
hubieses entrado en un bosque y hubieses dejado que él
entrase en ti.
Floris había elegido el lugar: una colina remota sobre
bosques que cubrían por completo el horizonte. Sólo
algún cazados ocasional la conocía, y era poco probable
que alguien la hubiese escalado, hasta la cima. La
población de Europa del Norte era muy dispersa; una
tribu de cincuenta mil personas era grande y ocupaba un
territorio extenso. Otro planeta hubiese sido menos
extraño que aquel país para el siglo XX.
Dos refugios unipersonales estaban colocados lado a
lado bajo la suave luz y sabrosos olores llegaban desde
una unidad de cocina: una tecnología procedente de un
futuro posterior al nacimiento de cualquiera de ellos dos.
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