Page 977 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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de bebida—. ¿Han acabado los dioses conmigo?
Heidhin se sentó con la lanza recta.
—Sólo si te rindes. Yo nunca lo haré.
En la puerta se oyó una llamada. El hombre sentado
más cerca cogió un hacha y fue a abrir. El viento entró; las
llamas saltaron y soltaron chispas. El barro manchaba la
sombra que entró.
Heidhin se puso en pie de un salto.
—¡Edh! —gritó y fue hacia ella.
—Dama —susurró Burhmund. Un murmullo recorrió
todo el salón. Los hombres se pusieron en pie.
Con la cabeza descubierta, ella se desplazó siguiendo
el dique de fuego. Todos vieron que iba envarada y
pálida, y que miraba más allá.
—¿Cómo… cómo has llegado aquí? —Heidhin dio un
traspié. Verlo así, tan inquieto, tan agitado, desalentaba a
todos los corazones—. ¿Por qué?
Ella se detuvo.
—Debo hablar contigo a solas —le dijo. El destino
resonaba en la voz baja—. Sígueme. Nadie más.
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