Page 979 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—Niaerdh… ella… ¿ha vuelto?
—Sí, a mi torre, desde donde me ha traído aquí. Ven.
—Edh marchó con firmeza. La capa le aleteaba al viento,
que agitó el pelo suelto alrededor de la cabeza que llevaba
tan alta. Heidhin agarró la lanza y la siguió.
Por todas partes había ramas torcidas casi invisibles.
El viento hacía entrechocar las ramitas. Las hojas muertas
sonaban húmedas al pisarlas. Los dos dieron la vuelta al
tronco y vieron a la que permanecía al lado de un toro o
un caballo de hierro.
—Diosa —gimió Heidhin. Se apoyó sobre una rodilla
e inclinó el cuello. Pero cuando se puso en pie, se
mantuvo firme. Si agitaba la lanza, era con la misma gran
alegría que salía de sus labios—. ¿Nos guiarás ahora a la
última batalla?
Floris lo examinó con la mirada. Era esbelto y oscuro,
iba vestido de forma sombría, con la cara marcada y los
rizos con mechas por sus años de cazador, el hierro del
arma pálido sobre ellos. Su lámpara proyectaba sobre
Edh la sombra del hombre.
—No —dijo Floris—. Ha pasado el tiempo de la
guerra.
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