Page 109 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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aquí es un sírvete tú misma, como la comida. Hay
cosas para picar disponibles todo el día, así que pásate
cuando tengas el gusanillo. Ah, y siempre hay té.
Puedes servirte una taza siempre que quieras. —
Señaló hacia dos grandes decantadores en el extremo
de la encimera, con un estante de tazas al lado. Había
dos etiquetas escritas a mano enganchadas en los
decantadores. «¡Té feliz!», decía una sobre el dibujo
de un humano de ojos anchos y sonriente con pelos
rizados de punta. «Té aburrido», decía la otra. El
humano dibujado ahí parecía satisfecho, pero
indiferente. La caligrafía era la misma que en el cartel
sobre la puerta de la Pecera. La de Kizzy.
—¿Té aburrido? —preguntó Rosemary.
—Sin cafeína. Tan solo un estupendo y normal té de
hierbas —respondió Doctor Chef—. Nunca entenderé
por qué a los humanos os gustan tanto las cosas que
os alteran. Como doctor, odio empezar vuestras
mañanas con estimulantes, pero como cocinero,
entiendo lo importante que es el hábito de desayunar.
—Meneó un dedo rollizo hacia ella—. Pero no más de
tres tazas al día, y desde luego, no con el estómago
vacío.
—No te preocupes —contestó Rosemary; cogió una
taza—. Soy más de té aburrido. —Doctor Chef pareció
complacido. Ella señaló los bollos—. Huelen genial.
¿Qué son?
La respuesta llegó desde detrás.
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