Page 114 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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máquina monstruo pegada a nuestra panza. Es una


          bestia.  Funciona  con  ambicélulas;  ni  ocupando  la

          nave  entera  podríamos  llevar  la  cantidad  de  algas


          necesarias  para  ponerla  en  marcha.  Oh,  y  te  aviso,


          hace un ruido infernal, así que no te asustes cuando


          haga  sus  cosas.  No  estamos  estallando  ni  nada

          parecido. Así que, sí. El taladro se calienta. Entonces


          perforamos.  —Estampó  la  baya  en  la  avena—.  Y


          entonces la cosa se pone rara.



          —¿Cómo de rara?


          —Bueno,                   somos                 criaturitas                 blandas                  y


          tridimensionales.  Nuestros  cerebros  no  pueden


          procesar lo que ocurre en la subcapa. Técnicamente,


          la subcapa está fuera de lo que consideramos «tiempo

          normal».  Comprender  lo  que  ocurre  ahí  es  como…


          como decirle a alguien, a un humano, quiero decir,


          que  vea  en  infrarrojos.  No  podemos.  Así  que  en  la

          subcapa sientes que algo va mal con el mundo, pero


          no  pillas  qué.  Es  muy,  muy  raro.  ¿Has  probado  el


          lerdo?



          Rosemary  parpadeó.  De  donde  venía,  la  gente  no

          preguntaba                  de         forma             despreocupada                      sobre


          alucinógenos ilegales durante el desayuno.



          —Ah, no, no lo he probado.



          —Mmm. Bueno, es parecido. Tu percepción visual y


          tu sentido del tiempo se van a tomar por el culo, pero

          la diferencia es que tienes control completo sobre tus


          actos. Cuando estudias para la licencia de tunelación






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