Page 237 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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la tecnología adecuada, se podía deshilachar, pero el
proceso era tan tedioso y cosechaba ganancias tan
pequeñas que no valía la pena el esfuerzo. Era mucho
más fácil recolectar ambi en algún lugar donde la
materia ya estuviera desgarrándose bajo fuerzas
mayores que las que cualquier sapiente podría
construir; un agujero negro, por ejemplo. Los agujeros
negros siempre estaban rodeados de mares
turbulentos de ambi que flotaba libremente, pero
acercarse para cosecharlo planteaba un riesgo obvio.
Para los comerciantes de ambi, el riesgo valía la pena,
sobre todo desde que les permitía aplicar un recargo.
Por muy caras que fueran las ambicélulas, eran lo
único que podía dar energía al taladro interespacial
de la Peregrina. Era un gasto necesario en una nave
como aquella, pero uno que siempre dejaba a Ashby
algo pálido. Ohan habían leído sobre naves cuya
energía procedía por completo de ambicélulas, pero
tenían problemas al tratar de concebir una vida en la
que tal extravagancia fuera asequible.
Ohan recogieron la cuchilla tirada junto al lavamanos,
cerca de sus pies. Chasquearon un ritmillo con la
lengua mientras recortaban los patrones en su pelaje.
Los rizos de pelo y los chasquidos de la lengua no
tenían sentido para sus compañeros de tripulación,
pero lo eran todo para Ohan. Cada patrón
representaba una certeza cosmológica; cada serie de
chasquidos, una abstracción de las matemáticas
subyacentes del universo. Eran símbolos y sonidos
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