Page 45 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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y resbaladiza de batracio sugería tal asociación.
Caminaban sobre sus extraños y gruesos
muñones, y sus ventosas producían curiosos
ruidos en el barro. Eran de unos siete pies de
altura, un tamaño normal, con cuatro largos y
filamentosos tentáculos pectorales. Los
movimientos de esos tentáculos —si las teorías
de Fogg, Ekbcrg y Janat son correctas, cosa que
antes dudaba pero que ahora estoy más inclinado
a creer— indicaban que sostenían una animada
conversación.
Saqué la pistola lanzallamas y me apresté a
entablar una enconada lucha. Mi situación era
apurada, pero el arma me daba cierta ventaja. Si
esas criaturas conocían el edificio, entrarían a
buscarme, y esto me daría la clave de la salida; lo
mismo que podían haber hecho los carnívoros
skorahs. Parecía seguro que me iban a atacar,
pues aunque no veían el cristal que yo llevaba en
el bolsillo, podían adivinar su presencia gracias a
su especial sensibilidad.
Sin embargo, sorprendentemente, no me
atacaron. Al contrario, se separaron y formaron
un gran círculo a mi alrededor, a una distancia
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