Page 30 - Limbo - Bernard Wolfe
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La, es. —Desde el punto de vista del poblado,
seguro. ¿Pero cuál es su aspecto desde el punto de
vista del hombre? Prognosis un gran bostezo.
—Es bueno para el hombre —dijo Ubu— lo
que es bueno para el poblado.
—Un punto discutible. Ven aquí un momento.
—Lo condujo a uno de los cubículos. No había
nadie en el camastro—. Esta es la habitación de
Notoa —explicó—. Antes de que fuera asignado
a la Mandunga, recordarás, no dejaba de darle
palizas a su mujer... los ojos de ella estaban negros
durante varios días tras cada una. Pero parecía
amar a su mujer tan apasionadamente como la
odiaba, hacía el amor con ella mucho más a
menudo y durante períodos mucho más largos de
tiempo de lo que lo hacen nuestros hombres más
normales con sus esposas. Bien, Notoa ya no
siente deseos de pegarle a su mujer, eso es cierto,
pero tampoco siente deseos de acariciarla, se
aburre con ella. Cuando vino a visitarle ayer se
tendió obedientemente en su camastro para que
él pudiera gozar con ella como correspondía, pero
él simplemente la ignoró, se quedó sentado en
una esquina mordisqueándose las uñas y
pintando periquitos y adormeciéndose de tanto
en tanto.
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