Page 34 - Limbo - Bernard Wolfe
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—Un hombre sólo encuentra su personalidad



                  cuando pertenece a su poblado.


                  —Notoa  no  ha  encontrado  nada  —dijo


            Martine  categóricamente—.  Sólo  se  ha  ido  a


            dormir. Mira, ¿quién más, aquí, hubiera tenido la



            audacia de esculpir a un hombre con una canoa


            por nariz, hojas de mandioca saliéndole por las


            orejas, una colmilluda cabeza de cobra en vez de


            genitales,  y  unos  ojos  de  lince,  feroces  y


            desorbitados, en la punta de sus dedos, en vez de


            uñas como todo el mundo? Bien, pues Notoa lo


            hizo, tengo la estatuilla en mi cabaña. Ahora, esto


            es  lo  que  produce...  porquerías,  hileras  de


            hermosas  rafias  en  serie,  simétricas  y  perfectas,



            con  periquitos  abriendo  convenientemente  sus


            alas,  uno  en  cada  esquina,  y  dos  o  tres  rayos


            dorados,  estúpidos,  perfectamente  trazados,


            brotando de un sol que más bien se parece a una


            rodaja de naranja pintada por una manicura. No,


            Ubu. Notoa, el hombre, ha quedado excomulgado


            gracias a mi escalpelo. Y en su lugar, manejando



            los instrumentos del arte, ¿qué es lo que hay? El


            poblado.  Notoa  el  loco  ya  no  es  más  que  un


            portavoz, un intermediario que tan sólo es capaz


            de dar a luz estas banalidades vacías, incluido el


            sol,  esas  perfecciones  de  suave  simetría.  Algo



                                                                                                         34
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