Page 649 - Limbo - Bernard Wolfe
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que argumentar contra esta Cláusula de
Asesinato, y presiona para su revocación, dicho
acto será considerado también como un acto de
traición y una invitación al asesinato.
El nuevo programa pacifista era de una magra
y monótona belleza: cualquier pacifista que no
actúe como un pacifista en el desempeño de su
cargo invita a los demás pacifistas a que lo echen
a patadas sin derecho a reclamación posterior. En
otras palabras, la antigua Promesa de Oxford a
prueba de locos, sin salida.
Por supuesto. Helder siguió adelante, aunque
podía hacérsele una cierta objeción lógica. La paz,
según el cliché, era indivisible; los trabajadores
por la paz y un mundo mejor siempre habían
comprendido la necesidad de difundir sus
programas más allá de las fronteras de las
naciones, Así, en las crisis de la guerra, todos los
internacionalistas se alzaban de hombros,
reconociendo desesperadamente que nadie podía
desarmarse a menos que todos se desarmaran, e
iban en busca de un arma.
La premisa era bastante lógica, confesó Helder.
Si un país estaba desarmado podía ser atacado
fácilmente por otros que retuvieran sus armas.
Nada más obvio. Pero la lógica no era suficiente...
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