Page 650 - Limbo - Bernard Wolfe
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los pacifistas habían sido rígidamente lógicos allá
donde se habían alzado con el poder, y el
resultado había sido una ruinosa guerra tras otra.
Había algo más allá de la lógica, algún ultraje a la
lógica, algo mágico, que le faltaba siempre al
brebaje pacifista. Martine había proporcionado el
ingrediente que faltaba. Era, simplemente, la fe
que marcha por encima de toda lógica y todo
conocimiento, la fe completamente ciega, una
devoción fanáticamente perruna que sólo podía
ser llamada teológica. A partir de aquel momento,
anunció Helder, Teddy Gorman sería conocido
como Theo, como recuerdo viviente de la súplica
de Martine a la humanidad.
Pero acoplada a esta fe ciega en la rectitud del
programa debía haber una fe igualmente ciega en
algo más: el potencial de buena voluntad de toda
la gente. Uno debía creer que cuando un gesto
genuinamente pacifista tal como la adopción de la
Cláusula de Asesinato era aceptado en un país, su
audacia moral ejercitaría un mágico efecto sobre
los impulsos pacifistas de otros pueblos que tal
vez produjera una oleada de buena voluntad que
barriera en todos los países y, en un brotar
místico, alcanzara el internacionalismo oceánico
del que habían hablado todo los líderes
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