Page 705 - Limbo - Bernard Wolfe
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abrir sus piernas como suelen hacer los saltadores
para facilitar el paso de la barra. No había ningún
peligro de que siquiera la rozara: subió tan rígido
como una flecha, el cuerpo tenso hacia arriba y los
brazos rígidamente apretados a sus costados...
rebasó la barra, rebasó las puntas de los palos
verticales que soportaban la barra, y siguió
subiendo. Acababa de saltar con toda facilidad
sesenta metros. Cuando cayó al otro lado dobló
las rodillas al estilo de los paracaidistas para
amortiguar el impacto, aterrizó graciosamente
sobre sus amortiguadores hidráulicos, y osciló
hacia arriba y hacia abajo unas cuantas veces
antes de retirarse a un lado.
El estadio seguía completamente inmóvil, un
bosque petrificado. Incluso el locutor estaba
silencioso, evidentemente no tenía nada que
decir, la evidencia visual hablaba por sí misma.
Unos meses más tarde, una eternidad más tarde,
un largo y bajo agitar, un sonido como el viento
lamiendo las hojas secas, cruzó por entre la
multitud.
Avanzando marcialmente, como un tambor
mayor, el capitán de la Unión se dirigió hacia la
tribuna de personalidades y conferenció unos
momentos con ellas; al cabo de unos instantes el
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