Page 107 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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la chimenea era ya unas ascuas rebozadas en
cenizas, así que miró hacia su izquierda por puro
instinto. Su mente dormida esperaba encontrar su
viejo despertador, aullando como lo había hecho
durante tantos años. Pero allí no había despertador;
ni siquiera había mesilla de noche, porque ya no
estaba en la ciudad, sino en la cabaña del
escalofriante hechicero vudú
mítico cazador Cerón Harper.
Joe pestañeó, confuso, hasta que la realidad lo
inundó de nuevo. Oh, desde luego, estaba en la
cabaña, pero… ¿qué lo había despertado? Había
sido una especie de golpe, aunque el sonido estaba
mezclado con sensaciones puramente oníricas.
Pudiera ser que hubiera soñado todo el asunto; al
fin y al cabo, la noche anterior le habían asaltado
toda clase de imágenes tenebrosas.
Se incorporó torpemente y encendió la luz. Se había
quedado completamente helado mientras dormía y
las piernas protestaron. Le dolían, y no solo por el
esfuerzo de caminar durante horas por la nieve sino
por el frío que lo atenazaba. El pequeño termómetro
de la pared (uno de los muchos regalos de Pete
Herron) denunciaba que la temperatura había
caído a ocho grados. ¡Ocho grados en el interior de
la cabaña, con el rescoldo de las brasas dibujando
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