Page 267 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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imposiblemente agudo y la forma se desdibujó y
parpadeó. Betsy y Joe cayeron al suelo como si
fuesen marionetas a quien alguien ha cortado los
hilos. Betsy quedó en el suelo con una pierna
recogida bajo el cuerpo y no se movió más,
convertida en una cáscara vacía, pero Joe levantó la
cabeza, sirviéndose de sus dos brazos, y terminó de
lanzar el grito que había estado resonando en su
interior. Cuando se dio cuenta de que estaba otra
vez en su cuerpo, tuvo el tiempo justo de mirar
hacia la mancha oscura y ver cómo se contraía hasta
convertirse en un único punto negro y refulgente
como una canica. Antes de desaparecer, la madera
de la pared se contrajo y estalló con una sacudida,
fuerte y violenta como un latigazo.
Luego no quedó nada más que el silencio.
Joe permaneció en el suelo, jadeando, con una
repentina pátina de sudor cubriéndole la frente.
Unos pasos se acercaron hacia él desde el lado
contrario. Joe miró de manera inconsciente y vio
una forma conocida que se acercaba por el salón
caminando con prudencia entre los restos de la
mesa. Empuñaba la pistola de clavos.
—¿Sabe qué…? —dijo Allen—. Le creo. Vaya si le
creo.
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