Page 262 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 262

—Dios —soltó entonces. La sangre le manchaba el


            esmalte de los dientes. Se sentía tan desconcertado


            que  apenas  comprendía  lo  que  había  ocurrido,  y


            tenía la visión nublada por un velo blancuzco que


            desteñía la oscuridad de la sala. Ni siquiera sabía si


            estaba de pie o tumbado, ni si sentía dolor alguno.



            De  pronto  vislumbró  a  Betsy  en  lo  alto  de  la



            pasarela  del  segundo  piso;  lo  miraba  desde  la


            abertura  de  la  barandilla.  Parecía  una  especie  de


            suicida,  erguida  cuan  alta  era,  con  los  brazos


            rendidos  y  rectos,  mirándolo  con  expresión


            ausente. Y entonces, sin previo aviso y dando un


            mínimo brinco, saltó.



            Joe  tuvo  el  tiempo  justo  para  rodar  a  un  lado.



            Apenas pudo dedicar un brevísimo pensamiento a


            agradecer que no se hubiera roto ningún hueso o


            que  alguna  herida  interna  lo  hubiera  impedido


            escapar porque, con un sonido retumbante, Betsy


            cayó  pesadamente  justo  donde  medio  segundo


            antes había estado su cabeza. Joe, ahora boca abajo,


            intentó  ponerse  en  pie,  pero  la  media  vuelta  que



            había  dado  estaba  despertando  el  dolor  en  su


            interior, y ni los brazos ni las piernas parecían muy


            dispuestos a obedecerlo mucho más.



            Cuando  consiguió  apoyarse  en  las  rodillas  y  los


            codos, un nuevo estallido doloroso explotó en su





                                                                                                          261
   257   258   259   260   261   262   263   264   265   266   267