Page 274 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe fue el primero en reparar en las huellas. Eran


            dos grandes surcos que bajaban desde algún punto


            en  la  carretera  y  que  se  dirigían  hacia  el  Pozo.


            Ninguno dijo nada, pero ambos sospechaban qué


            los  había  causado.  La  confirmación  llegó  cuando


            estuvieron  a  apenas  cien  metros  del  Pozo.  Los


            surcos se hacían allí más y más profundos, viraban



            a la izquierda con inesperada violencia y acababan


            tras  las  ruedas  del  coche  de  Pete,  oculto  por  un


            saliente  rocoso.  Los  dos  hombres  se  quedaron


            mirando el coche, cuya puerta del conductor estaba


            abierta, asombrados.



            —Lo  hizo  bajar  hasta  aquí…  —exclamó  Allen,


            pronunciando lentamente.




            —Tenía prisa…



            —Bajar por la pendiente es una cosa. Pero ese coche


            no volverá a subir por esta nieve sin una cadena que


            tire de él.



            Joe negó con la cabeza.




            —Pete  no  tiene  pensado  volver  a  salir  de  ese


            agujero —dijo—. Al menos no como lo conocemos.



            Allen  tragó  saliva.  En  el  fondo  de  su  corazón  lo


            había sabido desde el momento que vio el vehículo


            vacío, con la parte delantera parcialmente cubierta


            de nieve y la puerta abierta, pero las palabras de Joe






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