Page 275 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 275

acababan  de  asentar  ese  temor.  Era  demasiado


            evidente que aquel demonio estaba moviendo sus


            últimas  fichas,  la  mano  ganadora.  De  alguna


            manera, se dijo, estaban inmersos en algún tipo de


            loca carrera contra reloj. ¿Sería ya demasiado tarde?


            Esa  duda  lo  sacudió  enérgicamente.  ¿Y  si  lo  era?


            ¿Hacia  dónde  se  encaminaban  ellos?  ¿Podrían



            volver a salir del Pozo o estaban jugando también


            la última mano? Una última mano en un juego cuyo


            nombre desconocían y del que ignoraban las reglas.


            Súbitamente desesperado, Allen empezó a respirar


            con dificultad. El aire, helado en extremo, penetró


            en  sus  pulmones  con  demasiada  rapidez  y  le


            produjo un pinchazo doloroso.




            Entonces  miró  a  Joe.  Inesperadamente,  encontró


            una apacible serenidad en su semblante. Estaba de


            pie, enfrentado al Pozo, erguido y con las palmas


            hacia  delante,  pero  no  lo  miraba;  tenía  los  ojos


            cerrados  y  parecía  respirar  lentamente.  Allen  lo


            observó unos instantes; su evidente tranquilidad lo


            hizo sentirse mejor. Y entonces comprendió lo que


            estaba haciendo: aquel sentimiento también era el


            Pozo. El hormigueo nervioso en el estómago estaba



            allí, la tensión en los brazos, la rabia en su interior,


            pero  también  el  miedo,  un  miedo  profundo,


            envenenado  de  incertidumbre  y  desasosiego.  Sí,







                                                                                                          274
   270   271   272   273   274   275   276   277   278   279   280