Page 33 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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dinero bien invertido. Si estuviera aún en la ciudad,


            una simple avería en el frigorífico le habría costado


            entre  trescientos  y  cuatrocientos  dólares,  y  allí


            podía hacer todas esas cosas él mismo. A tomar por


            culo  el  frigorífico.  Esas  herramientas  serían  sus


            nuevos  juguetes  en  las  próximas  semanas,  y


            después…  Después  solo  tendría  que  preocuparse



            de ir a por suministros una vez por semana, o cada


            quince días; entonces los gastos se controlarían. Lo


            del frigorífico era una pena, sí, pero cuando cayera


            la  nieve  podría  tener  cerveza  fría  siempre  que  le


            apeteciese simplemente con dejarla en el porche. La


            sola idea le parecía fascinante.



            Los siguientes días fueron de trabajo intensivo. Era



            duro,  pero  cuanto  más  trabajaba,  más  a  gusto  se


            sentía. Pintó, claveteó, limpió y reparó en la medida


            de  sus  posibilidades.  Para  no  estropear  y


            mancharse la ropa (lo cual podía ser un problema,


            habida  cuenta  de  que  tenía  que  lavar  a  mano)


            utilizaba la vieja ropa del abuelo Cerón. No había


            ni un solo espejo en toda la casa, pero intuyó que


            debía  tener  una  pinta  extraordinariamente


            divertida con aquellos pantalones negros llenos de



            remiendos. Se caló un sombrero de color oscuro y,


            durante un rato, estuvo dando brincos por la casa


            cantando trozos de todas las canciones country que


            pudo recordar.



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