Page 335 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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ásperos efectos especiales que la industria del cine
hubiese concebido jamás. Para Joe, que tenía que
levantar la cabeza para mirar, su amigo parecía un
vampiro que desafiase las leyes de la gravedad
acechándolo desde el cabecero de la cama para
saltar sobre él. Luego, Allen se desvaneció y dobló
las rodillas. Acabó resbalando suavemente hacia él,
como quien se desliza por un tobogán, hasta acabar
a su lado.
Joe había tenido bastante. Se levantó como pudo y
se quedó mirando el suelo, la pared que antes había
sido el suelo, y a su compañero.
—¡Dios bendito! —soltó.
—¿Qué…? ¿Qué ha pasado, Joe? —preguntó Allen.
Joe iluminaba alrededor.
—¡No lo sé!
—Es… Estás en la puta pared…
Joe desvió su linterna hacia Allen. Su voz sonaba
débil, demasiado cansada.
—Tío… —dijo.
—Te lo juro. Te he… Te he visto.
Y entonces empezó a reír en voz baja.
—Allen… —susurró, sobrecogido.
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