Page 338 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—Oye, es igual. En serio. Hace tiempo que pocas
cosas tienen sentido, ¿no te parece?
—S‐sí… —contestó Joe.
—Pues ya está. Vamos a seguir y ya veremos qué
pasa. Es lo mejor, ¿no crees?
—Sí… —admitió Allen.
—¿Estás mejor?
—Sí, estoy mejor…
Joe asintió. Lo cierto era que ambos se sentían
mejor. Hacía tan solo un rato, la debilidad les había
impedido incluso levantar los brazos (ahora se
daban cuenta) pero la energía del chocolate había
obrado un pequeño milagro en su ánimo exánime,
e incluso parecía que hacía menos frío.
—Pero… en serio, ni siquiera sé si ahora estamos en
el suelo o… —dijo Allen. Joe lo miró con el gesto
torcido y se interrumpió—. ¿Seguimos y ya está?
—Hasta el final —sentenció Joe.
Sin embargo, cuando empezaron a andar, y de
forma inesperada, todo cambió.
La cueva desapareció a su alrededor,
deshaciéndose ante sus ojos. Se rompía por mil
fisuras que aparecían de la nada mientras la luz del
día empezaba a desbordar por ellas, llenándolo
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