Page 34 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Pero esos momentos no hacían justicia al duro
trabajo al que se entregaba. Para cuando el
atardecer se apoderaba de la casa, bañándolo todo
de esa tonalidad crepuscular, Joe estaba tan
exhausto que se metía en el coche y dormía
profundamente.
Sudaba mucho, y por lo tanto bebía mucho
también. Acarrear el agua desde Sulphur Creek no
solo era trabajoso, era caro en gasolina. La comida
duraba más. Aún no se había atrevido a trastear con
la cocina, así que consumía latas de conservas,
embutidos, bocadillos y cosas preparadas, pero el
asunto del agua estaba convirtiéndose en un
infierno. En un momento dado, sin embargo,
recordó el viejo pozo de la parte trasera.
Retirar las pesadas piedras requirió un gran
esfuerzo. Apenas alcanzaba a empujarlas hacia el
borde del pozo y dejar que cayeran pesadamente al
suelo, así que no podía imaginar al abuelo Cerón
arrastrándolas hasta allí desde Dios sabía dónde y
levantándolas hasta la parte superior sin ayuda de
algún ingenio mecánico.
—Hombres de montaña, tío. Ya no los hacen.
Cuando retiró el tablón, se enfrentó a un pozo
oscuro y profundo cuyo fondo no alcanzaba a ver.
Sin embargo, olfateó claramente el agua fresca. ¿Era
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