Page 368 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¿Semanas? —preguntó Joe—. No… No es
posible…
Pero mientras decía aquello, comprobó que el
aspecto desaliñado de Allen hablaba por sí mismo.
Tenía cortes en la cara y las manos, y su cabello
tenía un aspecto grasiento. La ropa era un Santo
Cristo.
—Dios mío —dijo Joe—. Allen… El tiempo ha
debido funcionar de manera diferente para ti que
para mí. Como… Como todo lo demás. Jesús, te
aseguro que para mí te perdí de vista en la escalera
hace como media hora…
Allen dedicó unos segundos a mirarse y luego echó
un vistazo a su compañero. Joe parecía el mismo
que cuando lo vio por última vez. Incluso tenía las
mismas marcas de sudor bajo las axilas.
—¿Para ti han pasado veinte minutos, Joe? —
preguntó despacio—. ¿Me lo dices en serio?
—Sí…
—Eres un… cabronazo con suerte —dijo
entonces—. ¿Sabes lo que he pasado yo?
Joe intentó imaginar un periodo de un par de
semanas, con sus días y sus noches, viviendo como
había vivido la última media hora: saltando de un
lugar a otro cada pocos minutos y con su David
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