Page 374 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—Pero… ¿cómo? —añadió. Luego cerró los ojos. El


            dolor de la espalda le estaba matando. El golpe que


            se  llevó  cuando  Betsy  lo  arrojó  a  través  de  la


            barandilla  ya  había  sido  malo,  pero  este  nuevo


            envite  había  acabado  por  descoyuntarlo.  Respiró


            pesadamente,                        intentando                    equiparar                  sus


            inspiraciones con los picos de dolor, como suelen



            hacer las embarazadas al parir.



            —No te muevas —dijo Allen—. Parece que te han


            jodido bien. Ya veremos.



            Pero  Joe  lo  miraba  inquisitivamente,  y  Allen


            comprendió que quería conocer la historia.




            —Verás,  es  Salvia  divinorum  mezclada  con  barro,


            aunque no un barro cualquiera —dijo—. Tampoco


            la  salvia  es  una  cualquiera.  Crece  silvestre  en


            Oaxaca, en México, pero la de ahora ha perdido su


            fuerza. Esta es la que usaban los indios mazatecos


            hace  cientos  y  cientos  de  años.  La  usaban  para


            expulsar demonios, Joe.




            —Por Dios… —dijo Joe, atónito.



            —Oh,  estos  me  perseguían,  puedes  jurarlo.  Lo


            hicieron durante días. Tenía mucho miedo, Joe. Era


            una pesadilla. No podía relajarme ni para dormir,


            deambulando como un alma en pena a través de


            múltiples realidades, huyendo, siempre huyendo,


            deslizándome  por  la  vida  de  la  gente  como  un



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