Page 383 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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un dinosaurio del tamaño de un rascacielos. En el


            fondo, todo eso daba igual. A Joe le habría gustado


            darle la mano a Allen para terminar de recorrer los


            últimos  metros,  pero  necesitaba  ambas  para


            manejar  el  arma  que  su  abuelo  había  sacado  de


            algún posible futuro, y eso era todo en lo que debía


            concentrarse.




            Avanzaron un par de pasos más, y de repente…



            Fueron succionados, como el polvo es atraído por


            la  boca  de  una  aspiradora.  Sonó  un  pitido


            ensordecedor que los hizo apretar los dientes. Allen


            decía algo; sin saber cómo, estaba delante de él con


            los  ojos  abiertos  y  zarandeándolo,  gritando  en


            silencio, pero Joe tenía otra vez cuatro años y se caía



            de la mesa del comedor donde había subido para


            robar mermelada. Ahora tenía dieciséis y le daba un


            beso a una chica por primera vez: un beso casto en


            los labios, sin abrirlos siquiera, que él registró como


            dos  sonoras  explosiones  en  su  corazón  y  en  su


            cabeza.  Ahora  estaba  otra  vez  en  el  remolino


            blanco,  con  Allen  encogido  sobre  sí  mismo,  las



            manos  sobre  la  cabeza.  Se  alejaba,  flotando


            ingrávido.  Joe  quiso  advertirle,  pero  el  paisaje


            cambió al piso de su tía May, en Boston, y la tía May


            le decía llorando que su marido tenía una deuda de


            más  de  veintidós  mil  dólares.  Él  pasa  la  mano,






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