Page 386 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe experimenta un atisbo de emoción, pero este
desaparece rápidamente cuando sus ojos siguen
recabando detalles de la escena. Hay formas,
manchas negras, flotando por todas partes. Se
mueven lentamente por el aire como motas de
polvo en una habitación cerrada bañada por los
rayos de sol. Son las mismas formas que ya conoce,
son los demonios, y ahora que los ha descubierto
pululando por todas partes, el desánimo se apodera
de él. Los hay a cientos.
—Joe… —dice alguien a su lado. La voz sigue
distorsionada, como si le llegara a través del agua
(Joe piensa en líquido amniótico), aunque Joe la
entiende y la reconoce. Se gira y ve a Allen a su
lado, tiznado del líquido oscuro en el que están
hundidos hasta las rodillas.
Joe lo mira, pero no responde. No sabe qué hacer ni
qué decir. Ha estado cargando con la pistola y sus
clavos durante una eternidad, y ahora que ha
llegado el momento se siente como un niño que ha
ido a la guerra con un tirachinas.
Después se da cuenta de que una luz blanca baña la
cabeza y los hombros de Allen. Inmediatamente,
mira hacia arriba y vislumbra la luz; la misma luz
irreal que los guio allí. Pero sus bordes son
demasiado bruscos, como si se tratara de un recorte.
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