Page 55 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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encontró ningún sentido, al cabo de un rato empezó


            a trabajar en él.



            «Imagino que no has notado nada».



            ¿Qué era lo que debía notar? No, no había notado


            nada en particular, como no fuera que los días eran



            cada  vez  más  cortos  y  por  las  noches,  cuando  se


            arrebujaba en la cama, daba gracias en silencio por


            los vidrios nuevos de las ventanas que mantenían


            fuera  el  frío.  Pero  intentar  colocar  la  tapa  del


            calentador  era  un  ejercicio  fútil;  las  palabras  de


            Herron seguían regresando a su mente consciente


            como un eco molesto.




            «¿Sigues pensando pasar aquí el invierno, Joe?».



            Demonios, sí. Ahora que lo pensaba, aquella había


            sido  una  pregunta  recurrente  en  las  últimas


            semanas.  Pete  no  dejaba  de  hacérsela  una  y  otra


            vez, como si tuviera una especie de preocupación


            vital  por  el  invierno.  Joe  contestaba  siempre  lo


            mismo: no iba a volver a la ciudad, de ninguna de



            las maneras; sencillamente, no estaba en sus planes.


            A  pesar  de  que  gran  parte  de  las  herramientas  y


            algunos materiales los había puesto el propio Pete,


            había  gastado  ya  unos  dos  mil  cuatrocientos


            dólares en las reparaciones, así que ahora que por


            fin  tenía  un  hogar  habitable  se  concentraría  en


            rentabilizar  la  inversión.  Lo  más  difícil  estaba




                                                                                                            54
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