Page 60 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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sí, pero sin detenerse un solo instante. Joe estaba


            menos acostumbrado a esas altitudes y resoplaba


            pesadamente.  Cada  cierto  tiempo  adelantaba  un


            buen trecho y luego tenía que detenerse a resoplar


            pesadamente, como una vieja locomotora de vapor.


            El  aire  era  tan  frío  que  la  nariz  se  le  había


            convertido  en  un  manantial  descontrolado:  tenía



            que sonarse a menudo.



            Cuando  miraba  hacia  arriba,  la  ladera  de  la


            montaña parecía cada vez más escarpada.



            —¿Cuánto más tenemos que subir, Pete?



            Pero Pete guardaba todo su aliento y se limitaba a



            hacer  un  gesto  vago  con  la  mano,  difícil  de


            interpretar.



            —Supongo que eso quiere decir que todavía queda


            un  trecho.  ¡Maldita  sea,  Pete!  Estoy  cansado  y


            sediento. ¿No podemos descansar un rato?



            —Aún no —dijo al fin.




            Joe  estaba  cada  vez  más  enfadado.  Debido  a  la


            altitud, casi todo lo que veía eran rocas desnudas


            con  alguna  hierba  rala,  y  hacer  cualquier


            movimiento representaba un tremendo esfuerzo. El


            paisaje  ya  no  era  bonito,  era  de  una  desolación


            espeluznante. La montaña parecía un monstruo de










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