Page 45 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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Jerry sonrió.
—¿Querer gusta?
—Todos los lujos. —Me eché a reír—. Claro que sí, venga
la gusta…
Jerry cogió la halita, rompió una esquina con una piedra
pequeña y a continuación usó la piedra para moler los
fragmentos encima de otra roca. Extendió la palma de la
mano con una montaña minúscula de gránulos blancos en el
centro. Yo cogí dos pellizcos, los eché en mi sopa de serpiente
y revolví el líquido con el dedo. Después tomé un largo trago
de caldo delicioso. Hice chasquear los labios.
—Fantástico.
—Bueno, ¿ne?
—Mejor que bueno: fantástico.
Tomé otro trago e hice una gran exhibición chasqueando
los labios y poniendo los ojos en blanco.
—Fantástico, Davidge, ¿ne?
—Ae. —Hice un gesto al dracón—. Creo que ya es
suficiente. Quiero dormir.
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