Page 77 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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vi  en  la  pared  de  la  cueva  fue  una  representación  del

        infierno:  llamas  que  lamían  las  grotescas  y  retorcidas

        imágenes de almas condenadas. Éste pensamiento me hizo


        reír. Concebimos el infierno como fuego, supervisado por un

        sádico de risa entrecortada con ropa interior roja de una sola

        pieza.  Fyrine  IV  me  había  enseñado  esto:  el  infierno  es


        soledad, hambre y frío interminable.



               Oí  un  lloriqueo,  y  miré  entre  las  sombras  hacia  el

        pequeño lecho en la parte trasera de la cueva. Jerry había

        fabricado para Zammis un saco de piel de serpiente lleno de

        pelusa  vegetal.  Gimoteó  de  nuevo,  y  yo  me  incliné  hacia


        adelante, preguntándome si necesitaba algo. Una punzada

        de temor recorrió mis.



               entrañas. ¿Qué come un niño drac? Los dracones no son

        mamíferos.  Lo  único  que  nos  habían  enseñado  en  la

        instrucción era cómo reconocerlos… Eso, y como matarlos.


        Empecé a sentir auténtico miedo.



               —¿Qué demonios voy a usar como pañales?



               La criatura volvió a lloriquear. Me puse en pie, caminé

        por  el  suelo  arenoso  hasta  llegar  al  lado  del  niño  y  me

        arrodillé junto a él. En el fardo que era el viejo traje de vuelo


        de Jerry se agitaban dos brazos regordetes con manos de tres



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