Page 91 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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empecé a comprender a los pilotos de mi escuadrón que
solían aburrirse mutuamente y en grupo con incontables
fotos de niños deformes acompañando cada instantánea con
media hora de charla. Antes de que el hielo se fundiera,
Zammis hablaba. Le enseñé a llamarme «tío».
A falta de un término mejor, llamé «primavera» a la
estación en que se fundía el hielo. Transcurriría mucho
tiempo antes de que el bosquecillo mostrara algún tono
verde o las serpientes se aventuraran a salir de sus agujeros
invernales. El cielo mantenía su eterna cubierta de nubes
oscuras y coléricas, y el aguanieve seguía presentándose y
cubriendo todo con una capa vidriosa, dura y resbaladiza.
Pero al día siguiente la capa se fundía, y el aire más cálido
penetraba otro milímetro en el suelo.
Comprendí que ésta era la época de recoger leña. Antes
de que el invierno atacara y trabajando juntos Jerry y yo, no
habíamos logrado almacenar leña suficiente. El corto verano
tenía que emplearse en preparar comida para el siguiente
invierno. Confiaba en construir una puerta más recia para la
boca dela cueva, y me juré que inventaría algún tipo de
desagüe interior. Bajarse los calzoncillos en pleno invierno
era arriesgado. Mi cabeza estaba llena de estas cosas cuando
me tendí en el camastro y observé el humo que salía en
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