Page 93 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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impaciencia con sus minúsculos puños.
—Mira.
Cogió mi mano extendida y colocó la suya encima. Con
la otra mano, Zammis señaló primero uno de sus dedos,
después uno de los míos.
—Uno, uno.
Los ojos amarillos del niño me examinaron para ver si
comprendía.
—Sí.
El niño señaló de nuevo.
—Dos, dos. —Me miró, luego volvió la vista a mi mano
y señaló—. Tres, tres.
A continuación cogió mis otros dos dedos.
—¡Cuatro, cinco! —Soltó mi mano, después señaló al
Iado de la suya—. ¿Cuatro, cinco?
Meneé la cabeza. En menos de cuatro meses terrestres,
Zammis había captado parte de la diferencia entre dracones
y humanos. Un niño humano tenía que poner…, ¿cuántos
años? …, cinco, seis o siete, antes de formular preguntas
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