Page 92 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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espiral por una grieta del techo de la cueva. Zammis estaba

        en la parte trasera jugando con algunas piedras que había

        encontrado, y debí de quedarme dormido. Cuando desperté


        el niño me sacudía el brazo.



               —¿Tío?



               —¿Qué, Zammis?



               —Tío, mira.



               Me volví hacia la izquierda y lo miré. Zammis sostenía

        ante mí su mano derecha con los dedos separados.



               —¿Qué ocurre, Zammis?



               —Mira.  —Señaló  uno  por  uno  sus  tres  dedos—.  Uno,

        dos, tres.




               —¿Y?


               —Mira.  —Zammis cogió  mi mano  derecha y abrió  los


        dedos—. Uno, dos tres, ¡cuatro, cinco!



               Asentí.



               —Ya veo que sabes contar hasta cinco.



               El  dracón  se  puso  muy  serio  e  hizo  un  gesto  de




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