Page 87 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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Zammis se puso a llorar. Me mordí el labio y me acerqué
al bulto que había en el colchón.
—¿Bueno? ¿Estás listo para comer?
—Unh, unh, weh.
El niño movió la cabeza de un lado a otro. Me aproximé
al fuego y cogí un trozo de serpiente. Volví junto a Zammis,
me arrodillé y acerqué la comida a sus labios. De nuevo, el
niño la apartó.
—Vamos, tú. Debes comer.
Lo intenté otra vez con idénticos resultados. Aparté las
ropas del niño y observé su cuerpo. Sabía que estaba
perdiendo peso aunque Zammis no parecía estar
debilitándose. Me encogí de hombros, lo tapé de nuevo, me
levanté y empecé a caminar hacia mi colchón.
—Guh, weh.
Me volví.
—¿Qué?
—Ah, guh, guh.
Me acerqué otra vez. Me agaché y cogí al niño. Sus ojos
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