Page 170 - El Jugador - Iain M. Banks
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Gurgeh volvió la cabeza hacia la casa, apenas visible
por entre el lento ondular de las hojas del árbol.
Vio una máquina muy pequeña de un color gris
blanquecino inmóvil junto a una ventana. Se quedó como
paralizado. Se dijo que quizá no fuera Mawhrin‐Skel.
Estaba tan lejos que no podía estar seguro. Podía ser
Loash y todo‐lo‐demás. Fuera quien fuese se encontraba
a más de cuarenta metros de distancia, y su posición entre
las hojas del árbol debía hacer que Gurgeh resultara casi
invisible. No había forma de localizarle. Se había dejado
la terminal en la casa, algo que hacía cada vez más
frecuentemente en los últimos tiempos aunque era un
acto de irresponsabilidad bastante peligroso, pues el no
llevar encima la terminal le separaba de la red de
información del Cubo y de todo el resto de la Cultura.
Contuvo el aliento e intentó no mover ni un músculo.
La máquina ascendió un par de metros, pareció vacilar
y empezó a moverse en su dirección. Gurgeh vio como
aceleraba y venía en línea recta hacia él.
No era Mawhrin‐Skel y tampoco era Loash el
charlatán. Ni tan siquiera se parecía a ellas. Esta unidad
era un poco más grande y rechoncha, y carecía de aura.
La unidad se detuvo justo debajo del árbol.
‐‐¿El señor Gurgeh? ‐‐preguntó con voz afable.
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