Page 213 - El Jugador - Iain M. Banks
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lejanos y abstractos, y Gurgeh había acabado llegando a
la conclusión de que no podía aplicarla a algo que estaba
tan complejamente entremezclado con su propio estado
emocional.
Quería alejarse de Mawhrin‐Skel, pero ‐‐y no le
quedaba más remedio que admitirlo‐‐ también se sentía
muy atraído por el Azad, y no sólo por el juego. El juego
seguía pareciéndole ligeramente irreal y excesivamente
complicado para tomárselo en serio. No, lo que le
interesaba era el imperio.
Y, naturalmente, también quería quedarse. Hasta
aquella noche en Tronze su vida había sido muy
agradable. Nunca se había sentido totalmente satisfecho,
pero... Bueno, ¿había alguien que estuviera totalmente
satisfecho de su existencia? Cuando pensaba en ella su
vida le parecía casi idílica. Había perdido algunas
partidas, había tenido la sensación ocasional de que otro
jugador recibía una cantidad inmerecida de elogios, había
deseado a Yay Meristinoux y le había molestado que Yay
prefiriera la compañía de otros a la suya... Pero
comparado con la amenaza que Mawhrin‐Skel mantenía
suspendida sobre su cabeza y con el exilio de cinco años
al que se enfrentaba todo aquello parecía pequeñas
molestias sin importancia.
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